Rosalía hace delirar a Barcelona
La cantante triunfa ‘buenamente’ en el final de su gira ‘El mal querer’
Este sábado colgaba Rosalía un tuit en donde, junto a unas imágenes de aficionados coreando Con altura en Londres, escribía “ Hoy Palaaauuu. Os veo a todos Barcelonaaaa”, que fue retuiteado entre otras personas por Ada Colau y Maria Rodés. Un simple botón de muestra de la expectación que la artista catalana ha despertado con sus dos conciertos barceloneses en el Palau Sant Jordi en una afición tan amazónica como heterogénea.
El primero de ellos tuvo lugar anoche y como era de esperar –el buen tiempo ayudó también– se cumplieron las previsiones de éxito, asistencia y, sobre todo, comunión con una artista que una vez más demostró su condición de icono global. Cerca de 16.000 personas (sobre todo jóvenes y adolescentes) atestaron poco a poco el recinto con felicidad en sus rostros: seguro que había algunos que conocían sus directos barceloneses desde que era aficionada y estudiante perseverante; los que tuvieron la suerte de verla cantando junto a C. Tangana Antes de morirme o Llámame más tarde ; junto a Refree en el Auditori del Fòrum, o ya convertida en la nueva Rosalía en el Sónar 2018 o en el Primavera Sound 2019.
Este sábado se estrenaba como figura solista en el Palau Sant Jordi al frente de un espectáculo y un equipo artístico con los que está dando las últimas sabrosas bocanadas de la gira de El mal querer . Desde la citada última actuación barcelonesa, el setlist de Rosalía ha ido agrandándose a medida que iban apareciendo singles en el mercado. Así que este sábado el entregado aficionado –con una remarcable presencia femenina– se pudo hacer una idea bastante exacta durante una hora y media y a lo largo de más de una veintena de canciones de los actuales poderes de Rosalía en cuanto a repertorio.
Concierto de Rosalía
De rojo, Rosalía arrancó la velada con ‘Pienso en tu mirá’
Para calentar el asunto y la prolongada espera, a las ocho de la tarde salió a escena El Polito, contrastado bailaor sevillano emparentado con Farruco y que ya ha templado el escenario con numerosas estrellas como Beyoncé o Madonna. Acompañado del cantaor Juan José Amador, Carlos de Jacoba y Paco Vega, calentó durante media hora el ambiente única y significativamente de intensos y ortodoxos aires flamencos mientras el amplio recinto se iba llenando parsimoniosamente.
Tras un intervalo de otra media hora, a las nueve y diez comenzó el show. Como ya tenía previsto, aunque cambiando el orden de lo ofrecido en sus dos conciertos de esta semana en París y Londres, Rosalía hizo un repaso que no se aleja en su columna vertebral de lo que se pudo disfrutar en junio pasado en el Primavera Sound.
Arrancó, esta vez con indumentaria roja, con Pienso en tu mirá pero antes dijo “¡Barcelona!”. Sus bailarinas, también de rojo, pantalón largo y top. Al acabar se agachó a modo de saludo, se tapó la cara emocionada, mano en el pecho. Empalmó con la muy reciente A palé , a solas y con imágenes ad hoc en una pantalla trasera. Y allí ya habló más: “Estoy muy feliz de estar aquí en mi ciudad y, Dios mío, tanta gente, está tan lleno, ¡qué honor! Muchas gracias!”.
Prosiguió con De madrugá (vaya chorro de voz), le siguió el primer cover de la noche con la subyugante Barefoot in the Park de James Blake, Que no salga la luna, unas pinceladas de Maldición y esa maravilla titulada Catalina cantada a pelo desbocado (único ingrediente de su primer álbum Los ángeles ). Una canción que dedicó en catalán a su maestro de cante flamenco Chiqui de La Línea, presente en el concierto: “Todo lo que sé me lo enseñó él. Te quiero mucho. El flamenco es mi gran pasión y me gusta más que cualquier cosa, la pizza por ejemplo”.
Luego fueron desfilando Aunque es de noche, Te estoy amando locamente (inmortalizada por Las Grecas), una intro de Di mi nombre y De aquí no sales . Una breve pausa con un vídeo de ella ensayando para reaparecer para atacar un repertorio pop-urbano comenzando con la autóctona Milionària coreada por las 16.000 gargantas y que empalmó con la correlativa Dios nos libre del dinero. Siguió con Bagdad, volvió el clamor con Brillo , con sus gafas oscuras y sensual contorneo, la imparable y en clave sintética versión del No me llames que ya no voy, de Rodolfo Parrita, la totalmente sintética Lo presiento y de allí un par de bombazos firmados con Ozuna y JBalvin respectivamente, Yo x ti, tú x mí y Con altura (ésta de delirio absoluto y cuyo videoclip ha sido el más visto en España este año). Eso sí, entre uno y otro, confesó con los ojos húmedos que “que ha sido el mejor año de mi vida y ha sido gracias a vosotros”.
La primera noche de Rosalía
Un despliegue de talento, trabajo y perseverancia
En la parte final de la fiesta un trifásico que resumió sus poderes: A ningún hombre, Aute cuture y la de moledora Malamente, considerada por su peña como su preferida. Para el baño de masas –muy civilizadas; fue bastante insólito ver en la pista del Palau una única y bastante escueta barra de bar para lo que es usual–, y a diferencia de las grandes estrellas anglosajonas, por ejemplo, Rosalía no ofreció producción escénica ampulosa: un pequeño centro de control técnico en medio de la pista y un escenario de proporciones normales con una breve pasarela central. Sobre el escenario, lo ya conocido: su formidable cuerpo de baile, palmeros y coristas, y en un extremo El Guincho con su mesa, sus percusión electrónica y sus voces.
Y hoy en Barcelona, en toda esa vorágine de música, tensión, escenografía, voz, espectáculo, palmas, jadeos y jaleos lo que quedó fuera de toda duda es que gran parte de todo ello se debe al trabajo, a la perseverancia, al rigor y al talento a raudales de una artista que no ha olvidado sus raíces y que ama la música, el arte y la cultura.